lunes

Chistes de Gallegos

Telegramas

Un padre gallego envió a su hijo a estudiar al extranjero. Cuando pasaron varios meses le envió un telegrama:

"Hijo, te echo mucho de menos. Dime qué prefieres: ¿voy yo a verte o vienes tú a hacerme una visita?"

A los pocos días el hijo respondió con otro telegrama:

"Sí".

El padre, confuso, le envió un nuevo telegrama:

"¿Sí, qué?"

La respuesta del hijo fue:

"Sí, señor".



Chequeo médico a un gallego

Un gallego de unos 45 años va a Madrid y decide hacerse un chequeo general. El médico comienza a hacerle preguntas:

-¿Qué tal come usted?

-Normal.

-¿Qué es para usted normal?

-Unas tres veces al día, alimentos equilibrados y sin muchas grasas.

-Muy bien. ¿Y de ejercicio físico?

-Normal.

-¿Qué es para usted normal?

-Dos o tres veces por semana practico algún deporte o monto en bicicleta.

-Muy bien. ¿Y de sexo?

-Normal.

-¿Qué es para usted normal?

-Una ó dos veces al mes.

-¿Está loco? ¡Eso no es normal! Lo normal a su edad sería una o dos veces por semana.

-Eso para usted, que es médico en Madrid, pero no para mí, que soy cura en Galicia.



Porno gallego

Un gallego decidió un día alquilar su primera película XXX. Fue al videoclub y, con toda calma, escogió la película cuyo título más le llamó la atención. De regreso en su casa, preparó su sillón y se sirvió una cervecita. Introdujo la película en el reproductor, pero sólo se veía estática en la pantalla del televisor. Indignado, llamó por teléfono al videoclub y dijo al empleado:

-¡Coño! La película salió defectuosa. No se ve ninguna imagen.

El empleado le contestó:

-Mire, hemos tenido muchos problemas con algunas películas, ¿qué título alquiló?

-"Limpiador de cabezas".



Adivino gallego


Dos gallegos se encuentran en un camino. Uno de ellos llevaba una bolsa al hombro.

-¿Qué tienes en la bolsa? -pregunta el otro-.

-Pollos -responde el primero-.

-Si acierto cuantos llevas, ¿puedo quedarme con uno?

-Si aciertas, puedes quedarte con los dos.

-Bueno, pues... ¡cinco!



La esposa más tonta


Un inglés, un francés y un gallego se encontraban discutiendo acerca de sus esposas. El inglés pidió la palabra y dijo:

-Mi esposa es tonta. Resulta que se compró un Mercedes y ni siquiera sabe conducir.

El francés dijo entonces:

-Eso no es nada, la mía acaba de comprar un Renoir y un libro de arte, y ni siquiera sabe leer.

El gallego, muy seguro de sí mismo, pidió la palabra y exclamó:

-La más tonta de las esposas es la mía. Resulta que acaba de irse unos días de vacaciones y se ha llevado como 50 condones... ¡y ni siquiera tiene pene!



Secuestro a la gallega


El gallego Manolo se encontraba viviendo en Argentina y estaba pasando por serios aprietos económicos. Así que decidió meterse de lleno en la galopante industria del secuestro. Fue al parque más cercano, se escondió detrás de un árbol y capturó al primer niño que pasó, lo llevó a su casa y escribió la siguiente nota:

"Que he secuestrao a vuestro hijo. Si lo queréis tener vivo y de regreso, dejad mañana detrás del árbol de eucaliptus, a las 7 de la mañana, una bolsa de supermercado con 10.000 pesos. Firmado: El Gallego"

Dobló la nota, se la puso en el bolsillo al niño y le dijo:

-Vete directo a tu casa y enseña a tus padres la nota.

Al día siguiente encontró la bolsa en el parque, según las instrucciones, con los 10.000 pesos, y con la siguiente nota:

"¡Joder! ¡No me puedo creer que un gallego le haga esto a otro gallego!"



Narcos gallegos

Dos gallegos se hacen narcotraficantes, pero en el primer intento de pasar mercancía a la vecina Francia son descubiertos por la guardia fronteriza. A Venancio le meten varios plomazos en una pierna y un brazo y lo detienen. Manolo, con mejor suerte, logra huir. Un mes después, Manolo va a visitar a Venancio a la cárcel francesa. Venancio le dice:

-Manolo, hazme un gran favor: la herida de la pierna se ha infectado y aquí, en la cárcel, me la van a cortar... Quiero que recojas la pierna y la lleves a enterrar a nuestro pueblo.

-¡Por supuesto, Venancio!

Y accede a lo solicitado por su amigo preso. A la semana siguiente recoge la pierna extirpada, la lleva a España y procede muy compungido a su entierro. Vuelve a Francia a visitar a Venancio y éste le dice:

-Manolo, el maldito virus de la herida se ha extendido. Es menester que me corten la otra pierna, tienes que hacer lo mismo que con la anterior.

Manolo acepta. Días después va a la enfermería, recoge la pierna de Venancio y cumple la misma ceremonia de enterrarla en su amada Galicia. Y vuelve a visitar a Venancio en la cárcel y escucha esto:

-Mira, Manolo, este endemoniado virus no quiere detenerse. Se me ha extendido al brazo derecho y me lo han de cortar; yo te pido que...

Manolo lo interrumpe, muy sonriente, y acercándosele para hablar en secreto le dice:

-¡Pero qué listo eres, Venancio! Ahora me doy cuenta. ¡Te estás fugando poco a poco!



Espejo gallego

Un gallego iba por la calle y encontró un espejito de cartera, lo levantó, se miró y dijo:

-¡Coño! Yo a ese tipo lo conozco...

Y se lo guardó en el bolsillo del pantalón. De regreso a su casa, volvió a mirarse en el espejito y repitió:

-¡Joder! ¿De dónde conozco a ese tipo?

Al entrar a su casa guardó el espejito en el bolsillo del pantalón. Se sentó a la mesa del comedor. Mientras Josefa le servía la comida, el gallego volvió a mirarse en el espejito.

-¡Hostia!, que yo a ese tipo lo conozco... ¡Creo que es el que se corta el pelo enfrente mío!

Curiosa, Josefa le preguntó:

-Oye, Manolo, ¿qué tienes en la mano?

-Nada importante, mujer.

Y guardó nuevamente el espejito en el bolsillo del pantalón. Terminada la cena el gallego se fue a dormir, dejando el pantalón sobre la silla. Josefa quedó intrigada y, una vez dormido su esposo, se acercó a la silla y retiró el espejito del bolsillo, se miró en el mismo y dijo:

-¡Lo sabía! ¡Una foto de mujer! ¡Y qué cara de puta tiene!



Claudia Schiffer y un gallego

En un pueblo gallego aparece Claudia Schiffer en un Rolls Royce. Se detiene en la plaza y le dice a un paisano:

-Tú, ven conmigo.

Manolo sube y parten. Al rato vuelve Manolo solo, conduciendo el Rolls.

-Manolo, cuéntanos, ¿qué ha pasado?

-¡Ah!, pues nada, que hemos ido al molino, nos hemos bajado del coche, la muchacha se ha quitado la ropa y me ha dicho: "Toma de mí lo que quieras, cariño". Así que me he traído el coche.

-¡Y lo bien que has hecho, hombre! ¿Para qué quieres tú la ropa si ni siquiera tienes hermanas?



Aspirantes a guardia civil

En la academia de cadetes de la Guardia Civil Española, el jefe de reclutamiento entrevista a tres aspirantes gallegos para probar sus habilidades como futuros detectives y su capacidad para reconocer a un sospechoso. Le muestra al primer gallego una foto por 5 segundos y luego la esconde.

-Este es su sospechoso. ¿Cómo lo reconocería?

-Pues es muy fácil, lo cogería rápido porque sólo tiene un ojo.

-Bueno, este... es que es porque es una foto de perfil.

Algo frustrado por esa primera respuesta, se dirige al segundo gallego, le muestra la misma foto por 5 segundos y le pregunta:

-Este es su sospechoso. ¿Cómo lo reconocería?

El segundo gallego se ríe socarronamente, mira al entrevistador y dice:

-¡Es un juego de niños, coño! Porque tiene una sola oreja.

El entrevistador se enfada y les dice:

-¿Qué pasa con vosotros? Por supuesto que tiene un solo ojo y una sola oreja, ¡porque es una foto de perfil! ¿Esa es la mejor respuesta que podéis dar?

Ya muy frustrado a estas alturas, se dirige al tercer gallego, le muestra la foto y le dice:

-Este es su sospechoso, ¿cómo lo reconocería?

Y rápidamente agrega:

-Piénselo bien antes de contestar una estupidez.

El gallego mira intensamente la foto unos segundos y dictamina:

-El sospechoso usa lentes de contacto.

El entrevistador queda sorprendido y sin palabras, porque realmente él mismo no sabe si el sospechoso usa o no lentes de contacto.

-Bueno, esa es una respuesta interesante. Espere unos minutos que reviso el informe y vuelvo.

Sale de la sala, va a su oficina, revisa el informe y al rato vuelve con una sonrisa radiante.

-¡Excelente! ¡No lo puedo creer! ¡Es correcto! Efectivamente, el sospechoso usa lentes de contacto. ¡Buen trabajo! ¿Cómo pudo hacer una observación tan astuta?

-Fue fácil -contesta el gallego-, no podría usar gafas, ¡porque sólo tiene un ojo y una oreja, joder!



Carta de una madre gallega

Querido hijo:

Te pongo estas líneas para que sepas que estoy viva. Te escribo despacio porque sé que no puedes leer de prisa. Si recibes esta carta es porque te llegó; si no, avísame y te la mando de nuevo.

Tu padre leyó que, según las encuestas, la mayoría de los accidentes ocurren a un kilómetro de la casa, así que nos hemos mudado mucho más lejos; no vas a reconocer la casa, el lugar es lindo, tiene una lavadora que no estoy segura si funciona o no, ayer metí una ropita y tiré de la cadena, y no he vuelto a ver la ropa desde entonces.

El clima no es tan malo; la semana pasada sólo llovió 2 veces, la primera vez por 3 días y la segunda por 4 días. Con respecto a la chaqueta que querías, tu tío Pepe dijo que si la mandábamos con los botones puestos, pesaría demasiado y el envío sería muy costoso, así que le quitamos los botones y los pusimos en el bolsillo.

Al fin enterramos a tu abuelo; encontramos su cadáver con lo de la mudanza, estaba en el armario desde el día en que nos ganó jugando al escondite. Te cuento que el otro día hubo una explosión en la cocina a gas y tu padre y yo salimos disparados por el aire cayendo afuera de la casa; ¡que emoción!, era la primera vez que tu padre y yo salíamos juntos en muchos años.

El médico vino a la casa y me puso un tubito de vidrio en la boca y me dijo que no la abriera por 10 minutos; tu padre ofreció comprarle el tubito. Sobre tu padre, ¡qué orgullo!, te cuento que tiene un bonito trabajo, tiene cerca de 500 personas debajo de él. Él es quien corta la hierba en el cementerio. Tu hermana Julia, la que se casó con su marido, parió, pero como todavía no sé de qué sexo es, no te sé decir si eres tío o tía. Si el bebé es una niña, tu hermana va a llamarla como yo. ¡Qué raro que quiera llamar a su hija "mamá"! Tu padre le preguntó a tu hermana Pilar que si estaba embarazada, ella le dijo que sí, de 5 meses ya; pero ahí tu padre le preguntó que si ella estaba segura que era de ella. La Pilarcita dijo que sí, moza de hierro tu hermana Pilar, ¡qué orgullo!, de tal palo tal astilla.

Tu primo Paco se casó y resulta que le reza todas las noches a la esposa, porque es virgen. A quien nunca hemos visto más por acá es al tío Venancio, el que murió el año pasado. El que nos tiene preocupado es tu perro el Puky, se empeña en perseguir a los coches que están parados.

¿Recuerdas a tu amigo Clodomiro? Ya no está más en este mundo; su padre se murió hace 2 meses y pidió ser enterrado en el lago. Tu amigo murió cavando la fosa en el fondo del lago. ¡Muérete!, tu hermano Juancho cerró el coche y dejó las llaves adentro. Tuvo que ir hasta la casa por el duplicado para poder sacarnos a todos del auto.

Bueno, hijo, no te pongo mi dirección en la carta, porque no la sé. Resulta que la última familia de gallegos que vivió por aquí se llevó los números para no tener que cambiar de domicilio. Si ves a doña Remedios, dale saludos de mi parte; si no la ves, no le digas nada. Tu madre que te quiere,

Josefa

P.D. Te iba a mandar 100 pesetas, pero ya he cerrado el sobre.



Es bueno estar informado

Un alcalde de un pueblo de Galicia convoca en la plaza a todos los habitantes para hablarles del sida. Cuando están todos reunidos, el alcalde y Manuel, un seropositivo, aparecen juntos en el balcón del Ayuntamiento. El alcalde llena un vaso de agua, le da a beber a Manuel y luego bebe él.

-Querido pueblo: ¡Así no se contagia el sida!

A continuación, el alcalde toma una jeringuilla, se la da a Manuel y le pide que se extraiga un poco de sangre del antebrazo. Luego, Manuel le pasa la jeringuilla al alcalde y éste se extrae otra muestra de sangre.

-Querido pueblo: ¡Así sí que se contagia el sida! Pero tranquilos, porque a mí no me va a pasar nada. ¿Y sabéis por qué no me va a pasar nada?

-¡No, alcalde! Dinos por qué -gritan todos-

-Porque, mirad, ¡llevo puesto un preservativo!



Un gallego y un testigo de Jehová

Un testigo de Jehová se sienta junto a un gallego en un vuelo Sevilla-Tenerife. Cuando el avión ha despegado empiezan a repartir bebidas a los pasajeros. El gallego pide una copita de ron. La azafata le pregunta al testigo de Jehová si quiere beber algo.

-Prefiero ser raptado y violado salvajemente por una docena de putas antes que una gota de alcohol toque mis labios.

El gallego le devuelve la copita a la azafata y dice:

-Yo también. No sabía que se podía elegir.



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