martes

Chistes de Políticos

Zapatero en el infierno

Zapatero falleció y, obviamente, fue derecho al infierno. Allí le recibió el diablo, quien, después de darle la bienvenida, le comunicó que ya se encontraban allí muchos de sus compañeros de partido y que había novedades en el sistema de torturas. Había tres tipos de tortura, que corrían en ciclos de mil años, pero él, como ex-presidente de gobierno, tendría la deferencia de poder elegir por qué ciclo comenzar. Dicho esto, Zapatero fue conducido por el diablo a la primera sala de torturas, en la cual vio con emoción a Rubalcaba, que estaba siendo azotado con cadenas. "Llévame a la siguiente sala”, balbuceó Z.P. al diablo, todavía conmocionado por lo que acababa de presenciar.

En la siguiente sala vio con estupor a Roldán, colgado de los brazos, siendo flagelado con un látigo con puntas de hierro. Z.P., casi sin habla, sacudió la cabeza en signo negativo y el diablo le llevó a la tercera sala, en la cual encontró a su ex-jefe Felipe González, sujetado con argollas a la pared y totalmente desnudo. Una mujer escultural le estaba practicando sexo oral. Sin poder contener las lágrimas, Zapatero no dudó un instante y exclamó:

-¡Sí, sí, aquí es donde quiero comenzar!

El diablo le preguntó:

-¿Estás seguro? Te recuerdo que esto va a durar mil años.

-¡Sí, sí, estoy completamente seguro. Es aquí donde quiero empezar! -respondió Zapatero con emoción, mientras intentaba sonreír a González, sin que éste se percatara de su presencia-.

-Bueno -dijo el demonio, encogiéndose de hombros-. ¡Allá tú!

Dicho esto, se encaminó hacia donde estaba la hermosa rubia, le tocó el hombro y le dijo:

-Te puedes ir. Llegó el relevo.



Zapatero y Jaimito

Zapatero iba por la calle y se encontró con Jaimito. Le dijo:

-¡Coño! ¡Tú eres Jaimito, el de los cuentos!

Jaimito respondió:

-¡No, no, el de los cuentos eres tú! Yo soy el de los chistes.



Cuatro años de gobierno


Sadam Husein le preguntó a Dios:

-¿Cómo estará Iraq en 4 años de mi gobierno?

Respondió Dios:

-Bombardeada y destruida por los americanos.

Husein se sentó y comenzó a llorar.

Bush le preguntó a Dios:

-¿Cómo estará USA en 4 años de mi gobierno?

Respondió Dios:

-Atemorizada por los ataques de Osama.

Bush se sentó y comenzó a llorar.

Zapatero le preguntó a Dios:

-¿Cómo estará España después de 4 años de mi gobierno?

Dios se sentó y empezó a llorar.


Asalto al Congreso

Un grupo terrorista acaba de tomar el Congreso con 200 diputados como rehenes. Exigen 10 millones de euros y los medios necesarios para escapar a un país africano. De lo contrario amenazan con comenzar a soltarlos de uno en uno.



Puntualidad

Al padre Pascual le estaban ofreciendo una cena de despedida por 25 años de trabajo en una parroquia. Un político miembro de la comunidad fue invitado para dar un breve discurso. Como el político tardaba en llegar, el sacerdote decidió decir unas palabras él mismo para hacer tiempo:

-Mi primera impresión de esta parroquia la tuve con la primera confesión que me tocó escuchar. Pensé que me había enviado el obispo a un lugar terrible, ya que la primera persona que se confesó me dijo que había robado un televisor, que les había robado dinero a sus papás, había robado también en la empresa donde trabajaba, además de tener aventuras sexuales con la esposa de su jefe. También en ocasiones se dedicaba al tráfico y consumo de drogas. Y, para finalizar, confesó que le había trasmitido una enfermedad venérea a su propia hermana. Me quedé asombrado, asustadísimo. Pero cuando transcurrió un tiempo fui conociendo más gente y vi que no eran todos así; vi una parroquia llena de gente responsable, con valores, comprometida con su fe. Y así he vivido los 25 años más maravillosos de mi sacerdocio.

Justamente en ese momento llegó el político, por lo que se le dio la palabra. Por supuesto, pidió disculpas por llegar tarde y empezó a hablar diciendo:

-Nunca olvidaré el día en que llegó el padre a nuestra parroquia. De hecho, tuve el honor de ser el primero que se confesó con él...



Veneno en el café

Sucedió en el Parlamento inglés. Fue durante uno de los discursos de Churchill, en el que una diputada de la oposición pidió la palabra. Todos sabían que a Churchill no le gustaba que interrumpiesen sus discursos. Pero la palabra le fue dada a la diputada y ella dijo en alto y buen tono:

-Sr. Ministro, si Vuestra Excelencia fuese mi marido yo pondría veneno en su café.

Churchill, con mucha calma, se quitó las gafas, y en aquel silencio en el que todos estaban esperando la respuesta exclamó:

-Y, si yo fuese su marido, me tomaba ese café.



Zapatero y Rajoy en La Zarzuela

A la cena de celebración del cumpleaños de S.M. el Rey asistieron personalidades de la realeza, la política, la nobleza... Estando los invitados sentados a la mesa, deslumbrados por tanto lujo, Sonsoles le dijo a su marido:

-¡Ay, José Luis, mira qué cubiertos más monos! ¡De oro puro y con brillantes y esmeraldas incrustados! ¡Anda, "porfa", cógeme uno de recuerdo! Yo tengo que tener uno de esos para casa...

-Pero, Sonsoles, por favor...

-¡Ni por favor ni leches! Tú me coges un cubierto ahora mismo...

-Bueno, bueno, no te pongas así.

Así que el presidente, disimuladamente, cogió un cuchillo y se lo guardó en la chaqueta. Justo enfrente del matrimonio Zapatero se encontraban Mariano Rajoy y su esposa, que vieron la faena. Ella le dijo a su marido:

-¡Anda, Mariano, cariño, cógeme tú uno a mí!

-Pero, ¡por el amor de Dios!, ¿cómo voy a hacer eso?

-¡Tú también! Y no me discutas...

-Bueno, lo que tú digas.

Así que, con el mismo disimulo que Zapatero, Rajoy se dispuso a coger el cuchillo, pero su mano tonta, en la que tiene el tembleque, le traicionó, con la mala suerte que el cuchillo golpeó varias veces una copa. "Clin, clin, clin, clin, clin". Se hizo el silencio y, sonrojado y sin saber qué hacer, se levantó y, para salir del paso, alzó su copa y dijo:

-¡Brindemos por su Majestad el Rey Don Juan Carlos, por que cumpla muchos más! ¡Felicidades, Majestad!

Todos brindaron y Rajoy se sentó, aliviado.

-De verdad, Mariano, ¡qué torpe eres! Pero yo no me quedo sin mi cuchillo, así que ya lo puedes ir cogiendo.

-Pero, cariño, ya ves que no puedo. Déjalo estar.

-¡Que no, que no y que no...! ¡Que la Sonsoles tiene su cuchillo y yo también quiero uno!

-De verdad que mira que te pones pesadita... En fin, la verdad es que el cubierto es valioso.

Así que de nuevo se dispuso a coger el cuchillo, pero nuevamente su mano le traicionó y volvió a golpear la copa. "Clin, clin, clin, clin, clin". Una vez más se hizo un silencio sepulcral, por lo que Rajoy tuvo que ponerse de nuevo en pie y dijo:

-¡Un brindis por su Majestad la Reina Doña Sofía, por ser tan buena anfitriona y estar tan guapa! ¡Sofía, guapa!

Todos brindaron y él se sintió de nuevo aliviado.

-¡Eres un inútil! ¡No eres capaz de coger para mí un miserable cuchillo!

-Pero es que...

-¡Ni es que ni nada! ¡Quiero mi cuchillo y lo quiero ahora!

-Pero no puede ser, ya ves que mi temblorosa mano no me lo permite...

-¿Que no te lo permite? Pues ya te lo puede ir permitiendo, porque como no me consigas el cuchillo ahora mismo, te monto el espectáculo aquí, delante de todo el mundo.

-Pero no seas así...

-¡Ni así ni nada! ¡Ya me lo puedes ir cogiendo! Y no metas la pata, o suelto delante de todo el mundo que me divorcio de ti.

Así que Mariano, ante la furia de su mujer, decidió volver a intentar coger de nuevo el cuchillo, pero... "clin, clin, clin, clin, clin." Se hizo de nuevo un silencio total, sudores fríos recorrían su frente. Se puso en pie y, viendo la cara de furia de su mujer, dijo:

-Permítanme que les haga un truco de magia. ¿Ven este cuchillo que tengo en mi mano? Pues lo voy a hacer desaparecer. Lo introduzco en mi chaqueta, doy unos pases mágicos, "flus, flis, flas", y... ¡Zapatero, mírate en el bolsillo de tu chaqueta!



Dircurso real


Empieza el rey Juan Carlos su discurso:

-Me llena de orgullo y satisfacción clausurar estos fantásticos Juegos Olímpicos...

De repente, sale su asesor corriendo y le dice al oído:

-Majestad, que estamos en una convención gitana.

Y responde el rey:

-Joder, con tanto chándal y tanta medalla de oro me he liado.



Cuestión de intereses

George W. Bush y Tony Blair están en una cena en la Casa Blanca. Un invitado se acerca a ellos y les pregunta:

-¿Que están hablando de forma tan animada?

-Estamos haciendo planes para la Tercera Guerra Mundial -dice Bush-.

-¡Guau! -dice el invitado-. Y, ¿cuáles son esos planes?

-Vamos a matar a 14 millones de musulmanes y a un dentista -contesta Bush-.

El invitado parece confundido.

-¿Un... dentista? ¿Por qué van a matar a un dentista?

Blair le da una palmada en la espalda a Bush y dice:

-¿Qué te dije? Nadie va a preguntar por los musulmanes.

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