martes

Chistes de Suegras

La última mentira del año

Estábamos preparados para irnos a la fiesta de Año Nuevo. Encendí la lucecita de noche y el contestador automático. Tapé la jaula del periquito y saqué la gata al patio. Pedí un taxi y llegó al poco tiempo. Al abrir la puerta de la casa para salir, la gata, que estaba en el patio, se metió como un bólido en la casa. No nos gusta que esté allí, porque siempre está tratando de comerse al periquito. Regresé a casa a atrapar a la gata, que ya subía rapidísima las escaleras. Mientras yo me encargaba de la gata, mi mujer subió al taxi. Como no quería que el taxista se enterase de que no habría nadie en casa durante toda la noche, le dijo al taxista:

-Mi marido viene enseguida. Tan sólo ha subido a despedirse de mi mamá.

Unos minutos después, me metí en el taxi.

-Perdón por la tardanza -dije, mientras el taxi arrancaba-. La muy estúpida estaba escondida debajo de la cama. La tuve que picar con un gancho de ropa para que saliera. Trató de escapárseme, pero la agarré por el cuello y la envolví con una manta porque la desgraciada me quería arañar. ¡Pero funcionó! ¡La arrastré de culo por las escaleras y la eché al patio!

Los ojos de mi mujer estaban desmesuradamente abiertos... y el taxista chocó contra un coche que estaba estacionado.



Decisión salomónica

En una población muy pequeña había dos familias que querían casar a sus respectivas hijas, pero no había jóvenes adecuados en el pueblo, así que decidieron unirse para buscarlos en los pueblos de los alrededores. Finalmente encontraron dos excelentes partidos y les invitaron a que fueran a conocer el pueblo. Pero resultó que uno de ellos se arrepintió por el camino, así que sólo el otro llegó al pueblo. El muchacho era una auténtica joya y las dos familias se lo disputaron sin ponerse de acuerdo en cuál de las chicas debía casarse con él. La discusión se fue volviendo más acalorada cuando entraron en escena las madres de las dos chicas, lo que motivó la presencia de la policía para poner fin a la controversia entre ambas familias. Las mujeres fueron llevadas ante el juez para que fuera éste quien dictase una resolución para el conflicto. El magistrado dijo así:

-Lo que haremos es muy simple: partiremos al chico por la mitad y le daremos un trozo a cada familia para que no haya discusiones.

La madre de una de las novias dijo:

-¡No, por favor, pobre muchacho! ¿Cómo le van a hacer eso?

La segunda madre dijo:

-¡Eso, eso! ¡Que lo partan, que lo descuarticen!

Entonces, el juez miró a la segunda madre y decidió:

-El chico se casará con su hija. ¡Usted es la verdadera suegra!



Agresión a una suegra

-Ayer por la tarde íbamos mi suegra y yo caminando por la calle. De repente, de una esquina salieron dos enmascarados y empezaron a darle golpes a mi suegra. Por poco la matan.

-¿Pero tú no interviniste?

-¡No! Habría estado muy feo pergarle entre los tres.



Queridas suegras

-Sí, ya sé que tú no quieres a mi mamá.

-¿Quién dice que no la quiero? Yo la quiero igual que a la cerveza.

-¿Tú quieres a mi mamá igual que a la cerveza?

-Sí, la quiero fría, con la boca abierta y echando espuma.



Dos amigos en un bar:

-Vamos a hacer un negocio: ¿tú cuánto me das si te vendo a mi suegra?

-¿Por tu suegra? ¡Ni un céntimo!

-¡Trato hecho!



¿Dónde está el cucharón?


La esposa de José fue a trabajar y hacer un curso de 6 meses a los Estados Unidos. José, por supuesto, contrató a una bella empleada para los quehaceres domésticos. Un día, su suegra lo llamó y le avisó que iba a ir a cenar con él. Durante la cena, la vieja no pudo dejar de notar cuán atrayente y sensual era la empleada. Después de la cena, ella comenzó a imaginar si habría algo entre su yerno y la empleada, y se puso a lanzar algunas indirectas. Habló del sacrificado trabajo de su hija en tierra extraña para reunir dinero para la familia, y ese tipo de cosas. Leyendo los pensamientos de su suegra, José dijo:

-Yo sé lo que usted debe estar pensando, pero puedo asegurarle que mi relación con la empleada es puramente profesional.

Los dos dieron el tema por zanjado y, terminada la cena, la suegra se fue. Una semana después, la empleada le dijo a José:

-Desde que tu suegra vino a cenar, el cucharón de plata para la sopa desapareció. ¿No crees que ella se lo llevó?

-Querida, yo creía que aquella víbora podría ser de todo, menos ladrona. De todas maneras le voy a enviar un e-mail a ella, sólo para tener seguridad.

Entonces le escribió (con copia a su esposa en los EEUU, sólo por maldad):

"Querida suegrita: yo no estoy insinuando que usted "tomó" el cucharón de sopa de mi casa, y no estoy insinuando que usted "no tomó" el cucharón de sopa; pero el hecho es que desapareció desde el día que usted estuvo aquí para la cena."

Al día siguiente, José recibió un e-mail de su suegra (también con copia a su esposa) diciendo:

"Querido yerno: yo no quiero insinuar que "duermes" con la empleada, y no quiero insinuar que "no duermes" con la empleada; pero el hecho es que, si ella hubiera dormido en su propia cama, ya habrían encontrado el cucharón de sopa, que yo coloqué justo debajo de su almohada, envuelto en su camisón."



Mi suegra

-Yo sí puedo decir con mucho orgullo que mi suegra nunca ha hablado mal de mi.

-Debe ser que tu suegra es muy buena.

-¡No es buena! Es muda.



El funeral

Un hombre estaba desayunando, a las 8 de la mañana, un sandwich y un café, cuando vio una procesión, un funeral muy inusual que se dirigía al cementerio cercano. Un gran ataúd negro era seguido por un segundo gran ataúd negro, a unos 30 metros del primero. Detrás del segundo ataúd caminaba un hombre solitario con un enorme perro pitbull, al que sostenía por la correa. Detrás de él caminaban unos 200 hombres en una sola fila.

El hombre no pudo aguantar la curiosidad. Con mucho respeto se aproximó al hombre que llevaba al perro y le dijo:

-Señor, sé que este es un muy mal momento para molestarle, pero nunca he visto un funeral como este. ¿De quién es el funeral?

-Bueno, en el primer ataúd está mi esposa.

-¿Qué le sucedió?

-Mi perro la atacó y la mató.

-¿Y quién va en el segundo ataúd?

-Mi suegra. Ella estaba tratando de ayudar a mi esposa, el perro se volvió hacia ella y también la mató.

Un momento solemne de silencio transcurrió entre los dos hombres.

-Señor, ¿puedo pedirle prestado el perro?

A lo cual el hombre, señalando la fila de hombres, respondió:

-Póngase a la cola.



Otro chiste de suegras

-¿Por qué lloras?

-He llevado a mi suegra al médico y ha dicho que le quedan 30 días de vida.

-Tranquilo, hombre, treinta días pasan volando.



Suegra enferma

La mujer está muy triste, nerviosa y preocupada porque su madre está muy grave, ingresada en el hospital. Se dirige a su marido y le suplica que vaya a visitarla. A la hora y media el marido regresa y la esposa le pregunta:

-¿Cómo está mami?

El marido, muy serio y con voz grave, le dice:

-En cualquier momento tu madre vuelve a vivir con nosotros.

-¿Qué dices? -grita la mujer-. ¿Mamá esta mejor? ¿La pudiste ver en la UCI? ¿Qué fue lo que pasó?

-No, no la pude ver. Tiene prohibidas las visitas. Tampoco me dieron el parte, pero el médico de guardia me dijo: "Prepárese para lo peor..."

No hay comentarios:

Publicar un comentario