martes

Chistes de Viejitos (2)

Donación de órganos

Estaban varios viejitos de celebración. Uno de ellos se levantó y anunció:

-Cuando me muera, quiero donar mis ojos.

Otro se levantó y dijo:

-Cuando me muera, quiero donar mi hígado.

Todos los demás se fueron levantando y diciendo qué órgano donarían cuando muriesen. Le llegó el turno a Don Jaime, quien, con semblante serio, dijo:

-Cuando yo me muera, voy a donar mi pene.

Todos los presentes exclamaron:

-¡Qué generosidad, qué maravilla, nunca nadie se había ofrecido a donar ese órgano!

Después todos gritaron:

-¡Viva Don Jaime, que va a donar su pene!

A continuación todos corearon:

-¡Qué se levante, que se levante, que se levante...!

Don Jaime, esbozando una sonrisa, dijo:

-¡Si se levanta, no lo dono!



Una fiera en la cama


Una anciana le dijo a su amiga:

-Con los años, mi Ruperto se ha convertido en una fiera en la cama.

-¿Te hace el amor con un salvaje?

-¡No, pero se mea en las sábanas para marcar su territorio!


Declaración de la anciana


Durante el juicio, el abogado preguntó a la indefensa ancianita:

-Señora, díganos su edad.

-Tengo 86 años.

-¿Podría decirnos qué fue lo que sucedió?

-Yo estaba tranquilamente sentada en la mecedora, en el porche de mi casa, en una agradable noche de verano, cuando un joven se acercó y se sentó junto a mi.

-¿Usted lo conocía?

-No, pero él se mostró bastante amigable.

-¿Qué sucedió después de que él se sentara?

-Él comenzó a acariciar mis piernas.

-¿Usted lo detuvo?

-No, yo no lo detuve.

-¿Por qué?

-Me sentía muy bien, nadie me había hecho eso desde que mi esposo murió, hace ya 30 años.

-¿Qué sucedió después?

-Él comenzó a acariciarme los senos.

-¿Usted lo detuvo entonces?

-No, yo no lo detuve.

-¿Por qué?

-Verá, abogado: sus caricias me hicieron sentir viva y excitada. No me había sentido así en muchos años.

-¿Qué sucedió después?

-Bueno, yo me estaba sintiendo tan caliente y excitada que simplemente abrí mis piernas y le dije: "Hazme tuya, jovencito. ¡Tómame! ¡Hazme el amor!".

-Entonces, ¿él la tomó? ¿Le hizo el amor?

-¡No! Él sólo gritó "¡Feliz día de los inocentes!". ¡Y fue entonces cuando le disparé al hijo de su puta madre...!




Malentendido


El matrimonio de ancianos veía tranquilamente la televisión. Cuando ella se estaba quedando dormida escuchó a su marido, que le decía en voz baja:

-¡Fegiz ane uego!

-Pero Raimundo, ¿cómo que feliz año nuevo? ¡Si no es Navidad!

-¡Fegiz ane uego!

-¿Pero qué dices, carcamal? ¡Si estamos en agosto...! A ver, espera que te ponga la dentadura, que no te entiendo...

-¡Felisa, me muero...!




Veteranos de Vietnam


Dos viejecitos estaban charlando:

-Oye, ¿te acuerdas cuando estabamos en Vietnam y nos daban aquellas pastillas para que no persiguiésemos a las mujeres?

-Sí, ¿por qué?

-Creo que han empezado a funcionar.




Cincuenta dólares son cincuenta dólares


Esther y Morris asistían cada año a una feria en su estado, y todos los años Morris le decía lo mismo a Esther:

-Esther, cómo me gustaría subir a un helicóptero.

Esther siempre respondía.

-Lo sé, Morris, pero el piloto cobra cincuenta dólares por viaje, ¡y cincuenta dólares son cincuenta dólares!

El siguiente año asistieron a una nueva feria, y Morris dijo a Esther:

-Esther, ya tengo 85 años, y si hoy no me subo al helicóptero tal vez no tenga otra oportunidad.

-Morris, el piloto cobra cincuenta dólares, ¡y cincuenta dólares son cincuenta dólares!

El piloto escuchó la conversación del matrimonio de ancianos y les dijo:

-Señores, no he podido evitar escuchar su conversación, y quiero proponerles algo: yo los llevaré a los dos pero con la condicion de que deben permanecer callados durante todo el viaje. Si lo hacen así no les cobraré un solo centavo. Pero si ustedes dicen una sola palabra les cobraré los cincuenta dólares.

La pareja sonrió y aceptó la oferta. El piloto, durante el viaje, hizo todas las piruetas y maniobras que pudo para provocar que ellos dijeran alguna cosa, una y otra vez, pero no escuchó absolutamente ningún ruido en la parte trasera del helicóptero. Cuando aterrizaron, el piloto le dijo a Morris:

-¡Estoy impresionado! Hice todo lo posible para que ustedes dijeran algo, pero no ha habido manera.

Morris respondió:

-Le diré la verdad: estuve a punto de decir algo cuando Esther se cayó del helicóptero. Pero, ya sabe, ¡cincuenta dólares son cincuenta dólares!




El cumpleaños de Chichí


Chichí, una señora mayor, le pidió a su sexagenario hijo:

-Hijo, quiero celebrar mi cumpleaños con las chicas y me gustaría que me organizaras un poco la fiesta.

-Claro, mamá, quédate tranquila que yo lo arreglo todo.

-¿Arreglar qué?

-¡La fiesta, mamá!

-¡Ah, sí! Ya se me había olvidado.

Esa tarde el hijo llevó a su madre a la cocina y le mostró un papel pegado en la nevera:

"1- Servir té.
2- Servir sandwiches.
3- Servir más té.
4- Servir galletas."

-¡Qué bueno! -dijo la señora-. Ahora no tendré problemas. ¡Gracias, hijo!

Esa tarde llegaron las chicas. Chichí, buena anfitriona, las acomodó en el salón, se excusó y fue a la cocina. Leyó:

"1- Servir té."

Y allí les llevó té a sus amigas, en una coqueta mesita. Al rato de charla, Chichí, nerviosa, entró de nuevo en la cocina y leyó otra vez:

"1- Servir té."

Y les sirvió más té as sus amigas. Repitió la misma operación cuatro veces, sirviéndoles té en cada ocasión. Finalmente, las chicas se fueron. Una de ellas susurró al oído de otra, mientras salían:

-Tota, ¿te has dado cuenta qué mala anfitriona es Chichí? ¡Ni un té nos dio!

Tota respondió:

-¿Chichí? ¿De qué Chichí me hablas?

Esa noche, el hijo de Chichí llegó a casa de su madre y se asombró al ver que los paquetes de sandwiches y galletas estaban intactos. Preguntó a su madre:

-Mamá, ¿qué ha pasado?

Chichí le respondió:

-¿Te puedes creer que esas sinvergüenzas no vinieron?




El sexo de los abuelos

Juanito, muy curioso, preguntó al abuelo:

-Abuelo, ¿tú todavía tienes sexo con la abuela?

-Sí, pero sólo sexo oral.

Juanito, todavía más curioso, preguntó de nuevo:

-¿Qué es sexo oral, abuelo?

El abuelo respondió:

-Yo le digo a tu abuela: "Jódete"; y ella me responde: "Vete a tomar por culo".



Casualidad fatal

El abuelo falleció a los 95 años de edad. El nieto fue a darle el pésame a su abuela, de 90 años, y encontró a la anciana llorando. El nieto la abrazó para consolarla. Un rato después, cuando la notó más calmada, aprovechó para preguntarle:

-Abuelita, ¿cómo murió el abuelo?

-Fue haciendo el amor -le confesó la mujer-.

El muchacho le replicó que las personas tan mayores no deberían practicar sexo, por ser muy peligroso para ellas. Pero la abuela le aclaró:

-Lo hacíamos solamente los domingos, desde hace cinco años, con mucha calma, al compás de las campanadas de la iglesia. "Ding" para meterla y "dong" para sacarla.

-¿Y qué falló, abuela?

-¡Ay, cariño! ¡Pasó el camión de la basura!



Sexo en la tercera edad


Marcos tiene 95 años y vive en un asilo de ancianos. Todas las noches, después de cenar, se recluye en un sector apartado del jardín. Una noche, María, de 87 años, se le acerca. Comienzan a charlar y él le dice a ella:

-¿Sabés qué es lo que más extraño de todo?

-¿Qué?

-El sexo.

Con una cara de tristeza María exclama:

-¡Viejo verde! ¡A ti ya no se te levantaría por nada del mundo!

-Ya lo sé, pero me gustaría que una mujer me lo sostuviera por un rato.

-Bueno, yo puedo ayudarte -dice María, y, uniendo el gesto a la palabra, le baja el cierre del pantalón, le saca suavemente el miembro y se lo mantiene en la palma de la mano-.

La cara de Marcos es de absoluto placer. Acuerdan encontrarse todas las noches en el jardín, donde se sentarán a charlar y María se lo sostendrá por un rato.

Una noche, sin embargo, Marcos no apareció a la hora y en el lugar acordado. María, alarmada, comenzó a buscarlo por todos lados para asegurarse de que estuviera bien. Terminó por encontrarlo al borde de la piscina, junto a Paquita, otra compañerita de 78 años, quien estaba sosteniéndosela con la mano. Furiosa, María lo increpó:

-¡Traidor hijo de puta! ¿Qué tiene esa Paquita que no tenga yo?

Marcos, con el rostro radiante de placer, le respondió:

-¡Parkinson!



Comprando un vibrador

Una señora mayor llega a un sex shop:

-Señor, ¿me puede vender un vibrador?

-Por supuesto, señora. Aquí, en la pared, está la exhibición de todos ellos. Seleccione el modelo que le guste.

La señora miraba y miraba la exhibición y al rato le dice el vendedor:

-Señora, ¿ya encontró el que le gusta?

-Si. Páseme ese rojo que esta allí, a la derecha.

-¿Este? Este no se lo puedo vender. Los vibradores están del extintor de incendios hacia la izquierda.



Cosas de ancianos

Tres hombres conversan sobre los achaques de la edad y el más joven de ellos, sesentón ya, dice:

-No hay peor edad que los 60. Sientes en todo momento que tienes ganas de mear y la mayor parte del tiempo estás parado y... ¡no sale nada!

-¡Ja! Eso no es nada. Cuando tengas 70 no vas a mover el vientre jamás. Tomas laxantes, comes fibra, te sientas en el baño todo el día y... ¡nada!

-Perdón, pero la peor edad son los 80 -les replica el octogenario-.

-¿Tienes problemas para orinar, también?

-¡No! Orino todas las mañanas a las 6 en punto. Meo sin problemas como un caballo en el campo. Sin historias...

-¿Problemas con la evacuación del vientre?

-¡No! Un reloj: todas las mañanas a las 6,30.

-Si orinas todos los días a las 6 y vas de cuerpo a las 6,30, ¿qué es lo terrible de los 80?

-¡Que no me despierto hasta las 7!



Cuentas pendientes

Dos viejitos estaban en el patio de su casa tomando café cuando, de pronto, la viejita le pega un sopapo fenomenal al viejito que lo tira al suelo, le hace volar la gorra, las gafas y el café. El viejito, arrastrándose, va juntando cosa por cosa y, balbuceando, ensaya una pregunta:

-Pero, ¿por qué has hecho esto?

A lo que la viejita responde:

-¡Por 50 años de mal sexo!

Siguen tomando café y al rato el viejito, que se había quedado pensativo, le encaja un bofetón a la vieja que la desparrama por el suelo, se le cae el café, pierde las gafas, se le sale la dentadura y, mientras va recogiendo todo, pregunta:

-Y ahora tú, ¿por qué me pegas?

El viejito, sin mirarla, le contesta:

-¿Dónde aprendiste la diferencia?



Amigas mayores

Dos mujeres mayores han sido amigas por décadas. A través de los años ellas compartieron toda clase de actividades y aventuras; pero últimamente sus actividades se han limitado a encontrarse algunas veces; durante la semana a jugar a las cartas.

Un día estaban jugando a las cartas, cuando una de ellas mira a la otra y le dice:

-No te vayas a enfadar conmigo: sé que hemos sido amigas durante mucho tiempo, pero no puedo recordar tu nombre. Pienso y pienso, pero no lo recuerdo. Por favor, recuérdame tu nombre.

Su amiga la observa con una mirada cortante, penetrante. Por lo menos por 3 minutos la sigue mirando, sorprendida, y finalmente le dice:

-Espero que no estés muy apurada por saberlo.



Madre a los 65 años

Con la nueva tecnología aplicada para la fertilidad, una mujer de 65 años dio a luz a un bebé. Cuando salió del hospital y fue a su casa llegaron sus familiares a visitarla.

-¿Podemos ver al bebé? -preguntó uno de ellos-.

-Todavía no -dijo la flamante madre de 65 años-, pronto.

Pasó media hora y otro de los familiares preguntó:

-¿Ya podemos conocer al nuevo bebé?

-Todavía no -dijo la madre-.

Pasó otro rato y volvieron a preguntarle, impacientes, a la madre:

-Pero bueno, ¿cuándo vamos a ver al bebé?

-Cuando llore -fue la respuesta-.

-¿Cuando llore?, -reclamaron-. ¿Por qué tenemos que esperar hasta que llore?

-Porque no recuerdo dónde lo puse...

No hay comentarios:

Publicar un comentario