martes

Chistes Picantes (2)

Atención al cliente

Una mujer fue al servicio de atención al cliente de una gran tienda de electrodomésticos y le dijo al empleado del mostrador que quería devolver una tostadora que había comprado porque no funcionaba. El empleado respondió entonces que no podía reembolsarle la tostadora porque la había comprado con una oferta especial. De repente, la mujer levantó los brazos y comenzó a gritar:

-¡Apriétame las tetas, apriétame las tetas, apriétame las tetas!

El empleado, aturdido, corrió a buscar al gerente del local. Frente a una multitud creciente de clientes, el gerente preguntó a la mujer:

-Pero, ¿qué le pasa, señora?

Ella explicó otra vez el problema de la tostadora; el gerente, entonces, le repitió la misma explicación dada por el empleado, la tostadora no podía ser devuelta porque se compró con una oferta especial. Inmediatamente ella, una vez más, levantó los brazos y comenzó a gritar:

-¡Apriétame las tetas, apriétame las tetas, apriétame las tetas!

Y, haciendo eso, atrajo una multitud mucho mayor. Aturdido, el gerente preguntó:

-Pero, señora, ¿por qué grita uste eso?

Cándidamente, la mujer contestó:

-¡Porque me gusta que me aprienten las tetas cuando me están jodiendo!



Secretaria moderna


Dos amigos se encuentran en una ultramoderna oficina en el año 2176.

-Hola, Juan, ¿cómo te va?

-De maravilla, Carlos, muchas gracias.

-A propósito, te felicito, ¡qué hermosa secretaria tienes!

-Pues, ahí donde la ves, es un robot.

-¿Un robot? A ver, explícame.

-Mira, le aprietas una teta y toma dictado, le aprietas la otra y escribe en el ordenador (word, access, excel, power point o lo que le digas), le chupas la oreja derecha y te sirve café. Y eso no es todo, hace el amor mejor que cualquier mujer de carne y hueso.

-¡No me digas!

-Sí, es una maravilla. Es más, si quieres te la presto un rato para que te ayude.

El hombre acepta y se la lleva, supuestamente, a su oficina. A los pocos segundos, desde el baño, se escuchan unos gritos desesperados.

-¡Aaayyy, aaaayyy! ¡Aaauuuuuxiiiliooo! ¡Ayúdenme, por favor!

El amigo dueño del robot corre al baño gritándole al otro:

-¡Carlos! ¡Carlos! ¡Se me olvidó decirte que por atrás es un sacapuntas...!



La viuda

En un edificio de apartamentos, un hombre soltero se moría de curiosidad por saber por qué su vecina, que era viuda y vivía sola, gritaba todas las noches de una forma escandalosa. Hasta que no pudo más y se puso a observarla por un agujero de la puerta, y lo que vio lo dejó helado, pues resultó que la mujer, antes de enterrar a su marido, le cortó con un cuchillo el pene, lo mandó disecar, lo puso en la pared a la altura de su cintura y todas las noches abrazaba la pared y hacía el amor.

Al vecino se le ocurrió la idea de hacer un agujero en la pared; quitó el pene del difunto y puso el de él, y se puso a esperar a la vecina. Cuando por fin ella llegó, llevaba un cuchillo en la mano derecha; con la izquierda agarró el pene y le dijo:

-Nos mudamos.



Instinto animal

En la sala de una consulta veterinaria se encuentran dos perros: un hermoso pastor alemán y un doberman, igualmente grande y bello. El pastor le pregunta al doberman:

-¿Por qué estás aquí?

-Bueno, a mí me van a sacrificar...

-¡Ah, caray! ¿Y por qué?

-Bueno, el caso es que le mordí la manita a la hijita de mi dueño.

-Oye, ese no es motivo... ¿No te pueden perdonar?

-Lo que pasa es que la niñita tiene tres meses y casi le arranqué la mano.

-¡Dios mío! ¿Por qué hiciste eso?

-No sé, simplemente sentí ganas de hacerlo... Pero dime, ¿por qué estás tú aquí?

-Bueno, lo mío fue también cuestión de ganas: me estaba bañando con mi dueño, él se agachó para recoger el jabón y no me aguante las ganas... Me fui por detrás, lo sujeté con mis patas y lo sodomicé.

-¡Aaay, qué fuerte! ¡Seguro que a ti también te van a sacrificar!

-No, a mí solo me van a recortar las uñas.



Manolo y la gorila

Un zoológico español compró una gorila hembra de una especie rara. Tras unas semanas, la gorila se volvió irritable y difícil de manejar. Después de examinarla, el veterinario determinó que estaba en celo, lo cual era un gran problema ya que no había ningún macho de esa especie disponible. Tras pensarlo detenidamente, el administrador del zoológico reparó en Manolo, un empleado encargado de limpiar las jaulas. Manolo tenía reputación de que, por lo bien dotado, podía satisfacer bien a cualquier mujer, y, como no parecía muy listo, tal vez podría convencerlo de que le hiciera el favor a la gorila. Así que le propusieron:

-¿Aceptarías tener relaciones con la gorila por 500 euros?

Manolo dijo que podría interesarle, pero que necesitaba pensarlo un poco. Al día siguiente, Manolo dijo que aceptaba, con tres condiciones:

-Primero, nada de besos. Segundo, no quiero saber nada de hijos.

-¡De acuerdo! -dijo de inmediato el administrador-. Pero, ¿cuál es la tercera?

-Bueno... ¡tiene que darme por lo menos otra semana para reunir los 500 euros!



Fábulas

La fábula del toro y la homiga

Un toro cayó en un pantano de arenas movedizas. En ese momento pasaba una hormiguita y el toro le pidió auxilio. La hormiguita subió a su flamante y recién estrenado Audi A3 TDI 110 C.V., amarró una cuerda al rabo del toro y otra al chasis del coche y sacó al toro de las arenas movedizas. El toro le estuvo eternamente agradecido y prometió ayudar a la hormiguita en lo que le pasara. Pasaron los meses, y un día el toro pasó por el mismo sitio y vio a la hormiguita dentro y pidiendo auxilio; el toro alcanzó a la hormiguita con su rabo y la sacó de allá.

Moraleja: Si tienes un buen rabo, no necesitas un A3 TDI.


La fábula del toro y la mosca

Estaba un toro pastando en la dehesa y llegó una mosca cojonera de estas que empiezan a posarse dando el coñazo. El caso es que se le posó al toro en el culete y éste la espantó con el rabo. La mosca echó a volar y se volvió a posar en el culete. El toro volvió a sacudirle con el rabo, así que la mosca voló y se posó esta vez un poco más hacia delante, en el costado del toro. El toro hizo un esfuerzo y volvió a alcanzar a la mosca con el rabo. La mosca, que ya estaba "mosca" con el rabo, se posó entonces en el hocico del toro, donde éste no podría llegar con el rabo. De repente el toro sacó la lengua y ¡glup! se papeó la mosca.

Moraleja: Lo que no puedas terminar con el rabo, termínalo con la lengua.


La fábula de las hormigas

Esto son dos hormigas que van por el bosque y se encuentran un charco. Ante la imposibilidad de cruzarlo, esperan por si pasa un animal que pueda llevarlas al otro lado. En esto pasa un conejo que se ofrece cruzarlas. Una de las hormiguitas, que era muy cursi, le dice al conejo: "No, no vamos a cruzar contigo porque tienes el pelaje sucio y asqueroso y nos vamos a ensuciar". Cuando el conejo se va, divisan un par de pajitas y deciden subirse en ellas, a modo de barca, para cruzar el charco.Cuando iban por la mitad del charco, un mal viento hizo que las pajitas se hundieran y las dos hormiguitas cayeron al agua.

Moraleja: Más vale conejo sucio que dos pajas mal hechas.


La fábula del pajarito

Esto es un conejito que iba por el bosque y se pone a llover a cántaros. Busca refugio y encuentra un árbol hueco, pero dentro había un pajarito. Le dice: "Pajarito, pajarito! Déjame entrar en el árbol, que me estoy mojando". A lo que responde el pajarito: "No te dejo, que no hay espacio para los dos". Y el conejito vuelta a insistir: "Venga, pajarito, que voy a pillar una pulmonía" Y el pajarito: "¡Que te he dicho que no!" Llovía cada vez más, y el conejito estaba ya chorreando. "Venga, pajarito, que tengo mucho frío", insistió el conejito. "¡No te lo repito más, si digo que no es que no!", afirmó con rotundidad el pajarito.

Moraleja: Cuanto más se moja el conejo, más duro se pone el pájaro.



Máquina para recoger fresas

Un agricultor recibe la visita de un comercial de una empresa tecnológica alemana que le ofrece sus productos:

-Tenemos diseñada una máquina que recoge las fresas del campo, las clasifica por tamaño, las limpia, les quita las hojas y las empaqueta, y todo a un precio muy asequible.

-¿Y la chupa?

-No, no chupa nada. Quizás no me haya expresado bien. Esta máquina recogerá sus fresas del campo, las clasificará por tamaño, las limpiará, les quitará las hojas y las empaquetará, y cuesta muy poco.

-Ya... ¿Y la chupa?

-¡No, señor, no chupa nada!

-Vale... entonces seguiré con las rumanas.



Les habla el capitán

"Estimados pasajeros: bienvenidos a bordo. Les habla el capitán Galdós, del vuelo 888 con destino a la ciudad de Madrid. El tiempo estimado de vuelo será de 5 horas con 50 minutos. Les recordamos que en este vuelo está prohibido fumar y les solicitamos que se abrochen sus cinturones..."

Terminado el discurso de bienvenida, el piloto olvida desconectar el altavoz y, dirigiéndose a su copiloto, dice:

-¡Ahora sí, tío! Apenas ponga el piloto automático, me hecho una cagadita y luego le hecho un polvito a la azafata.

Al escuchar todos el comentario, la azafata se lanza como un rayo a la cabina para avisar al capitán que desconecte el altavoz. Cuando va corriendo por el pasillo, de pronto, una viejecita que se encontraba en un asiento delantero le da un buen bastonazo, tirándola al suelo. Desconcertada, la azafata se gira hacia la anciana con expresión perpleja, y aquella le dice:

-¡Quietaaaaa! No sea impaciente, señorita, déjele primero cagar tanquilo.



Farmacéuticas

Dos mujeres, solteronas ellas, tenían una farmacia heredada de su padre. Un día entra un hombre y pide un condón. Una de las mujeres le muestra uno talla 42.

-No, ese no me vale, es muy pequeño para mi.

Le muestra uno talla 44.

-No, ese tampoco, todavía es pequeño.

Sigue sacando y mostrando condones, y la última talla que le queda es una 50, pero el hombre dice todavía que no, que es pequeño. Entonces la mujer le grita a la hermana, que está en la parte de atrás de la farmacia:

-¡Hermenegilda!, el señor necesita un condón talla 52 y ya no nos quedan, ¿qué le ofrezco?

-¡Coñooo, ofrécele casa y comida, y la mitad de la farmacia si se viene a vivir con nosotras!



Ordeñadora automatizada

Un ganadero viaja para participar en una feria ganadera, y en la feria se compra una ordeñadora completamente automatizada. Varias semanas después le llega el equipo y, ya que su esposa estaba de viaje, decide probarla primero él mismo, de modo que insertó su miembro viril en la succionadora y encendió el equipo. Todo sucedió automáticamente, y pronto se dio cuenta que el equipo le brindaba más placer que su propia esposa: éxtasis total al ritmo de los impulsos de la ordeñadora. Exhausto, cuando la diversión terminó se dio cuenta de que no podía retirar su miembro del equipo.

Lo intentó de todas las maneras: para arriba, para abajo, para el costado, sin resultado. Entonces empezó a ponerse nervioso, y, aún conectado a las mangueras, se estiró hasta alcanzar los papeles de la ordeñadora que habían quedado sobre la mesa. Leyó el manual, sin conseguir ninguna información que lo ayudara, movió todos los botones, apagó el equipo y finalmente lo desenchufó, sin ningún resultado favorable. Decidió entonces llamar a la línea de servicios al consumidor de la compañía:

-Buenos días, señorita. Yo adquirí una ordeñadora automática en su compañía, trabaja fenomenal, pero, ¿cómo puedo hacer para remover los succionadores de los pezones de la vaca? Están como atascados...

-Señor, ¡no se preocupe! -respondió la telefonista-. La máquina los liberará automáticamente nada más recolecte 5 litros.



Náufragos con necesidades

Un avión se estrella en el Pacífico Sur. Sólo sobreviven tres personas: el piloto, un auxiliar de vuelo y una azafata que se agarran a los restos del avión. Al cabo de una semana a la deriva llegan a una isla desierta, lejos de cualquier ruta aérea y marítima. Saben que no los buscarán más.

Entonces se organizan la vida, construyen una bonita cabaña, la naturaleza es generosa y les provee de carne, frutas y agua fresca. Ellos son jóvenes y fuertes.

Al cabo de dos meses de convivencia en la isla, la azafata se decide a hablar de un tema con los otros dos.

-Vamos a ver, amigos... Estamos solos, y puede ser que para siempre. Nos hemos respetado desde el momento en que llegamos aquí. Tenemos nuestra intimidad, todo está fenomenal. Pero... creo que todos tenemos ciertas carencias. Yo sé que vosotros por delicadeza no queréis hablar conmigo de eso, por lo tanto lo hago yo, a ver si estáis de acuerdo en esto: tú me lo haces los días pares y tú los impares. Y si surge cualquier problema lo hablamos y lo solucionamos.

Todos quedaron de acuerdo y encantados por haber estado tan organizados y poder hablar del asunto. Pasan unas semanas fabulosas, cada uno su turno, uno los días pares y el otro los impares, con un respeto y un entendimiento ejemplar.

Por desgracia, al cabo de unos meses a la chica la ataca un virus y se muere. Los dos hombres se quedan terriblemente tristes. Es una desgracia, pero la vida continúa y vuelven a la rutina de antes. Un mes más tarde uno de ellos se dirige al otro y le dice:

-Escúchame, el tiempo pasa; yo sé que esto es tan duro para ti como para mí, por eso tenemos que hablar. Me falta alguna cosa. Yo soy joven y no puedo seguir así. ¿Tú qué piensas?

El otro le dio las gracias por sacar el tema y le dijo que él también estaba pasando por la misma situación.

-¿Entonces tú también piensas como yo?

-Sí. Y si no funciona lo discutimos.

-De acuerdo..

-Entonces, ¿cómo nos organizamos?

-Tú los días pares y yo los impares.

-Está bien, no hay problema.

Y los hombres pasan otro montón de semanas geniales. Pero una noche uno le dice al otro:

-Escúchame, dijimos que lo discutiríamos si algo no iba bien. Bueno... yo pienso que esto no debe continuar. Estamos solos y necesitados, pero lo que estamos haciendo no me convence. Va en contra de la naturaleza.

-Me tranquilizas -le dice el otro-, yo también estaba pensando como tú. Me gustaría que parásemos. De todas formas ya no son las mismas sensaciones que antes.

-¿Estás de acuerdo entonces?

-Sí, ¿y tú?

-Yo también.

-Bueno, entonces... ¿la sepultamos, no?

-Sí, la sepultamos.



Llamada a larga distancia

Una rubia impresionante entra en un centro de comunicaciones internacionales para enviar un mensaje a su madre. Cuando el hombre le dice que costaría $300, ella exclama:

-¡Cielos!, no tengo ese dinero. Pero necesito, como sea, enviar ese mensaje a mi madre.

El hombre arquea una ceja (como podemos imaginar) y le pregunta:

-¿Como sea?

-Sí, sí, por favor -exclama la rubia-.

-Bueno, entonces sígueme -dice el hombre caminando hacia el fondo-.

La rubia lo sigue.

-Entra y cierra la puerta. Arrodíllate.

Ella, extrañada, obedece.

-Bájame la cremallera del pantalón. Ahora sácamela... -dice él, ya muy excitado-.

Ella mete su mano, lo alcanza y lo saca. Hace una pausa, todavía dudando. El hombre cierra sus ojos y, excitadísimo, susurra casi sin voz:

-Bien, adelante, mujer.

La rubia, despacio, acerca sus labios mientras sostiene con una mano el miembro y, dubitativa, dice:

-Hola mamá, ¿me escuchas?



El peluquero y la niña

Una niñita acompaña a su papá a la peluquería. Se pone cerca del sillón del peluquero para ver bien, y empieza a comerse un chocolatín con forma de "conejito", mientras a su padre le cortan el pelo. Al cabo de un rato, el peluquero la ve tan cerca, le sonríe y le dice:

-Ten cuidado, que se te va a llenar de pelos el conejito.

-Sí -le responde la niña-, y eso no es nada, si vieras como me están creciendo las tetas...



Condones Olímpicos

Un hombre va de compras y descubre una nueva marca de condones: "Condones Olímpicos". Impresionado, compra una caja. Al llegar a casa, le anuncia a su mujer la nueva adquisición:

-¿Condones Olímpicos? ¿Y qué tienen de especial?

-Vienen en tres colores: oro, plata y bronce, como las medallas.

-¿Y qué color te vas a poner esta noche?

-Oro, por supuesto -dice el marido, orgullosamente-.

-¿De verdad? ¿Y por qué no usas de plata? ¡Estaría bien que alguna vez no acabaras primero!



El ganadero

El rico ganadero tomando de la mano a su novia mientras contempla a un toro haciéndole el amor a una vaca:

-Mi amor, ¡qué acto tan hermoso! ¿No te agradaría que yo hiciera lo mismo?

Ella, aparentando indiferencia:

-Si eso te agrada... pues adelante... Total, ¡la vaca es tuya!



Consecuencias

Una pareja está haciendo el amor. Cuando él está por acabar, le coloca el miembro en la oreja y le dice que quiere acabar allí. Ella, espantada le dice:

-¿Y si me quedo sorda?

-¿Te has quedado muda hasta ahora?



Misioneros en el desierto

Se encuentran una monja y un padre cruzando el desierto del Sáhara en un camello. Al tercer día, una tormenta de arena los atrapa y buscan refugio. Cuando termina, se percatan de que el camello está muerto. El padre dice:

-Hermana, esto se ve muy mal, difícilmente sobreviviremos dos días aquí, y el campamento más cercano se encuentra a una semana de camino, así que, ahora que sabemos que no sobreviviremos, quiero pedirle un favor.

-¿Cuál?

-Nunca he visto los senos de una mujer. ¿Podría ver los suyos?

La monja, un poco sorprendida, responde:

-En las circunstancias en que nos encontramos no veo el problema.

Y se los muestra al padre. Este prosigue:

-Hermana, ¿le importa si los toco?

La monja no pone objección. Después de unos minutos pregunta:

-Padre, ¿puedo pedirle ahora yo un favor?

-¡Claro!

-Nunca he visto el pene de un hombre. ¿Me dejaría ver el suyo?

-Pues... en las circunstancias en las que nos encontramos, no veo el posible daño, hija.

Y se lo muestra.

-¿Lo puedo tocar?

-Pues... ¡tócalo!

A estas alturas el sacerdote era una brasa humana. Acercándose a ella, le susurra al oído:

-Hermana, ¿sabía usted que si lo inserto en el lugar correcto puedo crear vida?

Emocionada, la monja responde:

-¿De verdad?

-¡Por supuesto!

-¡Que alegría, padre! ¡Métaselo entonces al camello y váyamonos de aquí!



Alta ejecutiva

Una alta ejecutiva, muy seria y recatada, se hospeda en un hotel durante un viaje de trabajo y, al sentirse un poco sola y con una sensación de libertad que nunca había experimentado, decidió llamar a una de esas "empresas de acompañantes" que reparten propaganda a la salida de los aeropuertos. Si bien los servicios están pensados principalmente para hombres, entre los papeles que tenía encontró uno que ofrecía, literalmente, el servicio masculino, y en especial le llamó la atención uno que se llamaba "Ferótico". Después de analizar con cuidado la fotografía se decidió a llamar. Con el folleto en sus manos (que temblaban y sudaban por la expectación) levantó el teléfono y marcó el número que indicaba el folleto.

EL: "¡Hola!", contestó un hombre con una sensual voz.

ELLA: "Llamo del hotel Libertador, habitación 421".

EL: "Si, si".

ELLA: "Leí el folleto y veo que sabes de masajes, y la verdad es que necesito que vengas a mi habitación y me des uno urgente... A decir verdad, necesito masajes relajantes, casi mimos... No, espera, ¿para que me hago la estrecha?, en realidad lo que quiero es ¡sexo! Tengo ganas de tener una larga sesión de sexo salvaje. Quiero hacerlo en la cama, en el suelo, en el balcón, en el pasillo, en la ducha. Quiero exhibirme, sentirme humillada, que vean todos lo puta que soy, estoy harta de ser reprimida. Pero ¡ya! Estoy hablando en serio, deseo que dure toda la noche y estoy dispuesta a participar en variadas y atípicas cosas... si algo tiene un nombre que puedas pronunciar ¡yo quiero hacerlo! Trae toda clase de complementos, accesorios y juguetes para que te asegures que me mantendré despierta ¡toooda la noche! Quiero que me inmovilices y que me llenes el cuerpo con lo que quieras, para después limpiárnoslo uno al otro... con la lengua o lo que quieras, ¿qué te parece? Es más, si puedes venir con amigos, ven, que quiero que me hagan múltipe penetración y sentirme dilatada e inundada. ¿Qué te parece?"

EL: "La verdad es que suena fantástico, pero... señora Ramírez, para hacer llamadas externas primero necesita marcar el 9".



Jugando con cocodrilos

Sobre el escenario hay un hombre y un cocodrilo. El cocodrilo abre mucho la boca y el hombre le pone su miembro dentro. Mira desafiante al público y pregunta:

-¿Hay alguien entre el público que se atreva a hacer lo mismo?

-Se levanta una viejita en la primera fila y dice:

-Yo me animo, pero no sé si voy a ser capaz de abrir tanto la boca.



Aprender a perdonar

Al aproximarse a la recepción de un hotel a un hombre le llama la atención un ruido y, al girarse a ver qué es, golpea sin querer con el codo el seno de una hermosa mujer. Apenado y sin saber qué hacer, él dice:

-Le pido mil disculpas, señorita. Si su corazón es tan suave como su seno, tengo la seguridad de que me perdonará.

La mujer, sonriendo, le responde:

-Caballero, si su pene es tan duro como su codo sepa que mi habitación es la 201.

Más chistes picantes

No hay comentarios:

Publicar un comentario