martes

Otros chistes (2)

Maneras de morir
Llegaron dos mujeres al Cielo y una preguntó a la otra:

-¿Tú cómo moriste?

-Congelada.

-¡Ay, qué horror! ¡Debe haber sido horrible! ¿Cómo es morir congelada?

-Al comienzo es muy feo: primero te dan escalofríos, después dolores en los dedos de las manos y los pies, más tarde todo el cuerpo congelándose poco a poco... Pero luego vino un sueño muy pesado y perdí la conciencia. Y tú, ¿cómo moriste?

-¿Yo? De un ataque al corazón. Llevaba algún tiempo pensando que mi marido me engañaba con otra. Un día llegué a casa más temprano que de costumbre, corrí hasta el dormitorio y él estaba en la cama, viendo la televisión. Desconfiada, corrí hasta el sótano para ver si encontraba alguna mujer escondida, pero no encontré a nadie. Corrí hasta el segundo piso, pero tampoco vi a nadie. Me dirigía al desván cuando, al subir las escaleras, tuve un ataque cardíaco y caí muerta.

-¡Oh, qué mala suerte! Si hubieras mirado en el congelador las dos estaríamos vivas...



Dolores de cabeza
El hombre entró al bar y se dirigió hacia la barra. Estaba completamente pálido y con unas tremendas ojeras. Pidió al camarero que le sirviera una ginebra. Éste, al ver su aspecto, le preguntó si le sucedía algo.

-Desde hace dos días tengo la sensación de que la cabeza me va a estallar. Tengo un dolor muy agudo, que me nace en la frente y se me extiende por toda la cabeza. ¡Ya no sé qué hacer!

-¿Sabe una cosa? Yo también sufro ese tipo de migrañas. Al principio hacía como usted, buscaba anestesiar un poco ese dolor con la bebida, pero he descubierto un remedio que funciona de maravilla. Cada vez que me vuelve a dar ese dolor voy corriendo a mi casa y practico sexo con mi esposa. Al cabo de unos minutos el dolor desaparece por completo.

El hombre le dio las gracias al camarero por el consejo y se marchó. Volvió al cabo de una semana, y su cara era otra, completamente descansada y relajada.

-¿Qué tal? -preguntó el camarero-. ¿Probó mi remedio para los dolores de cabeza?

-¡Claro! -contestó el cliente-. ¡Y funcionó de maravilla! Le estoy muy agradecido por el consejo. Y le felicito, ¡tiene usted una casa preciosa!



El león poeta
Una mañana, en la selva, el león se despertó con ganas de recitar poesías. Como a nadie le gusta un león enojado, todos los animales se reunieron a su alrededor mientras él recitaba:

-Oveja, oveja... ¡ven y bésame la oreja!

Como la oveja no quería tener problemas, fue y le besó la oreja. Mientras tanto el león seguía:

-Serpiente, serpiente... ¡ven y bésame la frente!

Como la serpiente tampoco quería tener problemas, fue y le besó la frente. El león continuo:

-Piojo, piojo... ¡ven y bésame en un ojo!

El piojo no quiso problemas y lo besó en un ojo. De pronto, el león noto un movimiento rápido entre la hojas y que alguien escapaba, y de inmediato exclamó:

-Sapito, sapito... ¡vuelve aquí, sapito!



Un ladrón en el jardín
Yo tengo un sueño muy liviano, y una noche noté que había alguien andando sigilosamente por el jardín de mi casa. Me levanté silenciosamente y me quedé siguiendo los leves ruidos que venían de afuera, hasta ver una silueta pasando por la ventana del baño. Como mi casa es muy segura, con rejas en las ventanas y puertas resistentes, no me preocupé demasiado, pero estaba claro que no iba a dejar al ladrón ahí, contemplándolo tranquilamente. Llamé a la policía, informé de la situación y les di mi dirección. Me preguntaron si el ladrón estaba armado, de qué calibre era el arma, si estaba solo y si ya estaba dentro de la casa. Aclaré que no y que de las características del arma no sabía nada. Me dijeron que no había ningún patrullero para ayudar, pero que iban a mandar a alguien en el momento que fuera posible. ¡Que si pasaba algo volviera a llamar! Un minuto después llamé nuevamente y dije con voz calmada:

-Hola, hace un rato llamé porque había alguien en mi jardín. No hay necesidad de que se apresuren. Ya maté al hombre con un tiro de escopeta calibre doce, que tengo guardada para estas situaciones. Y el tiro se lo pegué en la cabeza. Le volé la cabeza y ahora sus sesos están desparramados por el jardín...

Pasados menos de tres minutos, había en mi calle cinco coches patrulla, un helicóptero de la policía, un camión de bomberos, una ambulancia, dos parejas de la Guardia Civil, un equipo de reporteros de televisión, fotógrafos, políticos y hasta un grupo de defensores de los derechos humanos, que no se perderían esto por nada del mundo. La policía capturó al ladrón, que estaba mirando todo con cara de asombro. Tal vez pensó que era la casa del jefe de policía. En medio del tumulto, un oficial se aproximó y me dijo:

-Creí que había dicho que había matado al ladrón.

Le contesté:

-Creí que me habían dicho que no había nadie disponible.



Incidente aéreo
En un vuelo comercial, el comandante conectó el micrófono y comenzó a hablar a los pasajeros:

-Buenos días, señores pasajeros, en este exacto momento estamos a 9000 metros de altura y sobrevolando la ciudad de... ¡Oh, Dios mío...!

Los pasajeros escucharonn un grito pavoroso, seguido de un ruido infernal.

-¡Noooooooo!

"Splitctct, splocfff, flackkk, bruuuuuuuooooooommmmmmm". Y luego un silencio que se hizo eterno. Segundos después, el comandante volvió a tomar el micrófono y, riendo, se disculpó:

-Disculpen, señores pasajeros, tiré mi bandeja y mi taza de café se me cayó encima. ¡No se imaginan cómo quedó la parte de delante de mis pantalones!

Uno de los pasajeros gritó desde su asiento:

-¡Hijo de puta! ¡Usted tendría que ver cómo quedó la parte de atrás de los míos!



Olfato singular


Llega un hombre a un restaurante y le pregunta el camarero:

-¿La carta, señor?

-No; por favor, tráigame los cubiertos.

El camarero queda intrigado, pero le lleva los cubiertos. Entonces el señor coge los cubiertos y comienza a olerlos. Empieza por la cuchara:

-¡Ah!, sopa de lentejas.

Después huele el tenedor y dice.

-¡Umm!, pechugas empanadas.

Por último coge la cuchara más pequeña, la huele y dice:

-¡Qué bien! Flan napolitano de postre. ¿Me los trae, por favor?

El camarero queda sorprendido, ya que había adivinado el menú del día con tan sólo oler los cubiertos. Al día siguiente, le dice el camarero a Paqui, la cocinera:

-Oye, Paqui, por favor, ¿me lavas muy bien estos cubiertos en especial?

Y así lo hace. De nuevo llega el mismo señor y el camarero le dice:

-¿La carta, señor?

-¡No, tráigame los cubiertos!

La escena se repite. Primero la cuchara:

-¡Ah!, crema de habas.

El tenedor:

-¡Qué bueno!, pollo al curry.

Y para acabar la cucharita:

-Arroz con leche... ¿Me los trae, por favor?

La escena se repite un día tras otro, hasta que el camarero, bastante mosqueado por la habilidad olfativa de su cliente, trama un plan con la cocinera.

-Mira, Paqui, lava perfectamente estos cubiertos, desinféctalos, los hierves y al final te los pasas por la entrepierna, que esta vez me voy a reir yo de este cliente.

Al día siguiente, cuando ve aparecer a su cliente, el camarero se acerca y le dice:

-¿La carta, señor?

-¡No, los cubertos, por favor!

El hombre agarra la cuchara y comienza a olerla. Después de unos segundos hace un gesto de asombro y vuelve a acercársela a la nariz. El camarero, con una sonrisita asomándole a los labios contempla la escena con regocijo. Al cabo de unos segudos el cliente, soltando la cuchara, esboza una amplia sonrisa y le dice al camarero:

-¡Coño, vaya sorpresa! ¡No me diga que trabaja Paqui aquí!



Racismo

Estaban tres negros en la cárcel y el guardia que los estaba vigilando le pregunta a uno de ellos:

-Oye, ¿cuántos años vas a estar aquí encerrado?

-25 años.

-¿25 años? ¿Pero qué hiciste?

-Mira chico, iba yo caminando por la calle, venía un blanco manejando su carro, y ¡zas!, va y me atropella, y del golpe quebré el parabrisas y quedé herido dentro del carro.

-¿Y de qué te acusaron?

-De daños a la propiedad privada y allanamiento de morada.

-Eso no es nada -dice otro negro-, a mi me echaron 35 años por algo parecido. Iba yo caminando por la calle, en eso que se aparece un blanco manejando su carro y que me atropella. Del golpe atravesé el carro, rompiendo el vidrio delantero del auto, y salí rompiendo el vidrio trasero, quedando tirado en la calle.

-¡Rayos! ¿Y de qué te acusaron?

-De daños a la propiedad privada, allanamiento de morada e intento de fuga.

-¡Eso no es nada! -dice el tercer negro-, a mi me echaraon 45 años por algo parecido. Iba yo caminando, en eso que viene hacia mí un blanco manejando su auto, y que me atropella. Del golpe yo también atravesé el carro, quebrando el parabrisas, y salí por el vidrio trasero, quebrándolo, y quedé desmayado en la calle. Pero el blanco se bajó cabreado del carro con un cuchillo en la mano y me lo clavó en la espalda. Y ahí quede desmayado y con el cuchillo en la espalda.

-¡Qué bárbaro! ¿De qué te acusaron?

-De daños a la propiedad privada, allanamiento de morada, intento de fuga y tenencia ilegal de armas.



Inteligencia fememina

Once personas se aferraban a una misma cuerda que colgaba de un helicóptero, diez hombres y una mujer. La cuerda no era lo suficientemente gruesa como para soportar el peso de todos, por lo que decidieron que una persona debía soltarse. De otro modo, todos caerían. No lograban elegir quién sería esa persona, pero entonces la mujer, con voz firme, anunció que se ofrecía voluntariamente para soltarse de la cuerda. Después de todo, dijo, estaba acostumbrada a relegar sus intereses propios, ya que como madre siempre daba prioridad a los hijos, como esposa anteponía los intereses de su marido a los propios, como hija se doblegaba ante su padre, como profesional permitía que sus jefes obtuvieran el crédito por sus logros. Como mujer, dijo alzando la mirada hacia el infinito y poniéndose una mano sobre el corazón, su misión en la vida era sacrificarse por los demás, sin esperar nada a cambio. Eufóricos de emoción y orgullo, los hombres rompieron en aplausos.



El valor de un BMW


Una mujer entra a la agencia de BMW. Ve un automóvil que le parece perfecto y se acerca a inspeccionarlo. Al agacharse para tocar el interior se le escapa un sonoro pedo. Muy afligida, se gira nerviosa para ver si alguien notó su pequeño accidente y se encuentra con un vendedor parado allí, al lado suyo.

-Buenos días, señorita, ¿en qué le puedo ayudar?

Muy incómoda y disimulando el rubor le pregunta:

-¿Qué precio tiene este precioso automóvil?

El vendedor responde :

-Mi querida señorita, si se le escapó un pedo al tocarlo, ¡se va a cagar cuando le diga el precio !



Carta de amor

Estimada señorita:

Son de tal magnitud mis deseos de for-
malizar mis relaciones co Vd. que gozo en comu-
nicarla a todas horas del día, que daría mi po-
bre corazón, perturbado ante una joven tan be-
lla, por dar gusto a mis grandes y poderosos co-
nocimientos que se ven atravesados por agui-
jones. He sido informado de que Vd. es tan pu-
ra así como amable, modesta, simpática y boni-
ta, que espero que no oponga resistencia a mi na-
tural carisma, mi gallarda presencia y mi gar-
bo, que es capaz de destrozar el más fuerte co-
razón, que sienta tan sólo un leve y mínimo cari-
ño. Esperando a unirnos sentimentalmente y pre-
ferentemente sin más demora, permítame acompa-
ñarla a la hora y sitio que Vd. tenga por gusto.

Un admirador.


Vista así esta carta es bastante cursi. ¿Pero qué pasa cuando leemos una línea sí y otra no?



Puzzle imposible

Una chica llama por teléfono a su novio, muy apenada:

-Oye, compré un puzzle y llevo varias horas con él, pero ¡no lo consigo hacer! Estoy completamente confundida. Las piezas parecen todas iguales, no sé...

-¡Espera, cálmate! ¿Cómo es el dibujo?

- Es un gallo, rojo.

-Me voy para allá y lo hacemos juntos, ¿vale?

El chico se va para la casa de su novia.

-Bueno, ¿dónde está el puzzle?

-¡Está aquí!

(Silencio)

(Mirada)

(Silencio)

(Mirada)

(Silencio)

(Mirada)

(Silencio)

(Mirada)

(Silencio)

(Mirada)

Finalmente, él rompe e silencio:

-Bien, mira, lo haremos así: tú metes todos los Corn Flakes en la caja otra vez y no hablamos de esto con nadie, ¿vale?



Final de regatas

En los juegos olímpicos, final de la prueba de regatas, la gente estaba en un puente y los regatistas pasaban por debajo. Llega la primera embarcación y gritan los de arriba:

-¡Cabrones! ¡Hijos de puta!

Y los de abajo miran extrañados y siguen remando. Llega la siguiente embarcación y dicen los de arriba:

-¡Cabrones! ¡Hijos de puta!

Y los de abajo miran asustados y siguen. Al llegar la tercera embarcación los de arriba gritan:

-¡Cabrones! ¡Hijos de puta!

Y contesta uno de los integrantes de la embarcación:

-¡Tu puta madre! ¡Anda y que te den por culo!

Y dicen los de arriba:

-¡Estos son, estos son! ¡Españaaa! ¡Españaaa! ¡A por ellos, oeeee...!



Leyendo en el lago

Una mañana, el marido vuelve a su cabaña luego de varias horas de pesca y decide dormir una siesta. Aunque no conoce bien el lago, la mujer decide salir en la lancha. Se mete lago adentro, echa el ancla y comienza a leer un libro.

Al cabo de un rato viene un guardián en su lancha, se acerca a la mujer y dice:

-Buenos días, señora. ¿Qué está haciendo?

-Leyendo un libro.

-Está en zona restringida para la pesca.

-Disculpe, oficial, pero no estoy pescando, estoy leyendo.

-Así es, pero dispone de todo el equipo y, por lo que veo, podría empezar en cualquier momento. Tendré que llevarla detenida.

-Si hace eso, lo tendré que acusar de abuso sexual.

-¡Pero ni siquiera la he tocado!

-Así es, pero dispone de todo el equipo y, por lo que veo, podría empezar en cualquier momento.



El genio

Un árabe caminaba por el desierto cuando encontró una lámpara. Al abrirla apareció un genio:

-¡Hola! Soy un genio de un sólo deseo, a tus ordenes.

-Entonces, quiero la paz en Oriente Medio. Vea este mapa: quiero que estos países vivan en paz.

El genio mira el mapa y dice:

-Regrese a la realidad, amigo. ¡Esos países se hacen la guerra desde hace cinco mil años! Y, si quiere que le diga la verdad, soy bueno, pero no tanto como para eso. Mejor pida otra cosa.

-Entonces... yo nunca encontré la mujer ideal. Usted sabe... me gustaría una mujer que tenga sentido del humor, le guste el sexo, limpiar la casa, lavar, planchar, que no sea habladora, que le guste el fútbol, que aprecie una cerveza, fiel, gustosa, bonita, joven, cariñosa y que no le importe que yo no tenga dinero.

El genio suspira profundamente y dice:

-Déjeme ver de nuevo ese mapa...



Comer huevos en ayunas

Le pregunta un amigo a Felipe:

-Dime, ¿cuántos huevos, uno después de otro, puedes comerte estando en ayunas?

A lo que Felipe responde:

-Pienso que unos seis.

-Te equivocas -le dice el amigo-. Puedes comerte uno nada más, porque después de comerte el primero ya no estás en ayunas.

Felipe se rasca la cabeza hasta que logra entender la broma que su amigo le había gastado. Luego se apresura a ir con su mujer.

-Dime -le pregunta-, ¿cuántos huevos puedes comerte, uno después de otro, estando en ayunas?

-No sé -contesta ella-, supongo que unos tres.

-¡Qué lástima! -se entristece Felipe-. Si hubieras dicho seis te habría hecho una broma muy buena.



Efectos secundarios al adelgazar

Gaspar era un hombre tremendamente gordo. El médico le impuso un dieta muy estricta y adelgazó más de 50 kilos. Sin embargo, surgió un problema: a Gaspar le sobraba gran cantidad de piel, que le quedaba colgando. El doctor recurrió a un método radical: le levantó todo el pellejo, se lo anudó encima de la cabeza y le cortó el sobrante.

Algunos días despues Gaspar acudió a una fiesta. Conoció a una muchacha, que le dijo:

-¡Qué bien que has salido de la operación! Solamente te ha quedado un granito en la nariz.

-El granito es mi ombligo -contestó, apesadumbrado, Gaspar-. Y eso no es nada: ¡échale un nuevo vistazo a mi corbata!



Buscando en el supermercado

Dos hombres iban corriendo con sus carritos en el interior de un supermercado. De repente se cruzan y chocan. Uno de ellos le dice al otro:

-Discúlpeme, es que estoy muy agobiado porque no encuentro a mi esposa.

-Qué casualidad, yo también he perdido a la mía y estoy desesperado.

-Bueno, a ver si nos podemos ayudar. Dígame cómo es su esposa.

-Es alta, de 25 años, pelo castaño claro, ojos verdes, piernas bien torneadas, pechos firmes y muy bonita. ¿Y la suya?

-La mía... Olvídese de la mía. ¡Vayamos a buscar a la suya!



Clases de inglés vallecano

Este verano he pensado que debería por fin ponerme a estudiar inglés. Así que he estado preguntando y comparando precios. Fui en primer lugar a la academia que hay en mi barrio, y al llamar al telefonillo me contestaron así:

-Good evening. Can I help you?
-Verá, quería estudiar inglés este verano, y quería saber cuánto cobran ustedes al mes.
-Cobramos 100 euros mensuales.
-Gracias, pero está por encima de mi presupuesto.

Así que me dirigí a pedir información a "Home English", donde me dijeron que también tenían profesores nativos. Nuevamente llamé al telefonillo:

-Hello. Can I help you?
-Quisiera saber cuánto me costaría estudiar inglés aquí.
-Cobramos 80 euros mensuales.
-No me puedo permitir pagar tanto.
-¿Y cuánto está dispuesto a pagar al mes?
-Pues yo pensaba en unos 20 euros aproximadamente.
-Por ese precio sólo puedo recomendarle una academia, que está a la vuelta de la esquina. Se llama "Academia de Inglés Vallecano", pero le advierto que los profesores no son nativos.

Decidí probar suerte y me acerqué hasta donde me habían indicado. Otra vez toqué al telefonillo:

-¿Diga?
-¿Es aquí la "Academia de Inglés Vallecano"?
-If, if, between.


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